Perdigones de plata
Disimular el sueldo
Esos alcaldes nuevos han asumido que el sueldo que se encontraron no era sino infecta cochambre de rastacuero
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El disimulo. Sin el necesario disimulo no somos nada. Soy ferviente partidario del disimulo para preservar lo poco que nos queda de la buena educación que recibimos antaño. El disimulo lubrica la sociedad para que no andemos a golpes con el prójimo todos los días. ¿ ... Ese amigo ha engordado una barbaridad, ese hijo de un compañero de trabajo es feo como un pie, esa amiga luce un llamativo grano rojo en la punta de la nariz? Calla, calla, no comentes nada, ni se te ocurra. Conviene disimular, fingir que no nos hemos percatado y así seguir adelante sin causar esos pequeños daños que trastornan al otro.
El disimulo implica avanzar con prudencia y lentitud. En vez de arrear un patadón digno del defensa más leñero de la galaxia, mejor incrustar sin urgencias la patita hasta que esta hunda sus raíces con fuerza. Todos esos alcaldes de la derecha que nada más agarrar la vara de mando se han subido el sueldo, algunos de manera harto golosona, podrían haber disimulado siquiera un poco, pero les venció la codicia, lo de disfrutar de un sueldo que ellos consideran acorde con sus méritos. Pero si les han votado es precisamente para que rompan con la triste tradición de fortalecer el jornal recién desembarcados.
Sin embargo, primeros chascos, han usado los viejos trucos que siempre se aplican en estas situaciones; esto es, se enchufan el subidón-subidón al aterrizar porque saben que nuestra memoria es frágil y el votante, transcurridas unas semanas, unos meses, se olvidará del trallazo, y a ellos les quedan cuatro fértiles años para organizar las fiestas del pueblo con un Bustamante o similar, que eso suele atraerles votos. Esos alcaldes nuevos han asumido que el sueldo que se encontraron no era sino infecta cochambre de rastacuero o cochina propina. No entienden que, ejercer el poder en la política municipal, es un asunto de servicio público que exige feroz vocación. Si tan listos son y tanto dinero quieren recolectar, sin duda aspiración muy legítima, que se marchen a la empresa privada a ver cuánto les pagan.